Malditas palabras, malditas una y otra vez. Son cortas, espesas, titánicas en su idiotez, desconocidas a veces, demasiado maltrechas otras. No consigo hacer llegar las adecuadas, no pronuncio las que quisiera. Y es que ahora sé que no existen las que necesito. Necesito unas palabras que abracen, que acunen, que sean mis brazos, mi alma, mi vida. Unas palabras que lleven mi aroma, que lleven el temblor de mis brazos en tu espera. Unas palabras que vuelen lejos y te alcancen. Malditas palabras... Necesito las palabras que te miren a los ojos....
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