viernes, 22 de junio de 2007


Ayer me levanté con el firme propósito de encontrar argumentos para regalarte una sonrisa.Responderle a la indiferencia con cariño es mi propósito, mi cura, mi antídoto.Cuando se sufre por amor no es por otra cosa que por falta de amor propio: no es la falta de tu amor, sino el ignorar que para sonreir basta con sentir y regalar amor, mi amor.Pero realmente ¿hasta qué punto podemos regalar cariño cuando aquel pedazo de nuestro ser, aquel que es egoísta e ignorante, aquel que es caprichoso y suceptible, se siente ignorado y presa de la indiferencia?Se libra en mí una batalla entre aquellos dos pedazos de corazón: el autosuficiente y el dependiente. El primero encuentra el gozo y la paz interior con sólo regalar. Su energía surge de la sensibilidad de las bellas cosas de la vida, las observa, la palpa y las transforma en energía liberalizadora llamada amor, amor incondicional, amor sin apegos, amor que busca ser compartido para regalar sonrisas.El segundo, es aquella parte del ser que no cree en el "dar sin recibir". Aquella parte caprichosa que solo se contenta con tu atención. Aquella parte que es suceptible a tus miradas y que llora con tu indiferencia.Ayer pretendía dar por ganador al primero.Pero hoy... Hoy no sé si sea igual que ayer...Ayer era tu indeferenciaAnoche fueron tus palabras Que reclamaron independenciaY que aterrizaron mis dudasY me mostraron que no hay amor.Anoche quería llorar... me sentí un niño vulnerablePreso de tu indiferencia, pero más de mi suceptibilidad.Anoche pelearon esos dos pedazos de corazónPero en mis sueños, lloré... lloré... lloré...Ganó el segundo...

martes, 19 de junio de 2007

Asi

Como las palabras que se enredaron en una cabeza infantil…
de dulce amnesia e inocente olvido.
Como las caricias que se enterraron para no perderse en la marea inmensa de una noche a solas.
Como las sonrisas que se atesoraron en una cajita brillante bajo el sofá sobre el que las siestas son cálidas y perennes.
Como todos los besos que te envié en sobres voladores sobre las aceras nevadas.
Como todos los pulsos que en mis venas navegaron.
Así quedaron los sueños…
así quedaron las cartas,
así quedaron los lazos de todos los regalos sin lista de la que salir,
así quedaron las postales con besos navideños en el verano caluroso de mi círculo polar…

miércoles, 30 de mayo de 2007


Mi mundo






Mi pequeño mundo cabe en una mano.

A veces, incluso sobra el espacio.

Tiene matices, tiene valles, tiene ideas.

Pero también lagunas, lugares sombríos y silencio.

Lo tiene todo y no posee nada.

Lo sabe todo y no entiende nada.

Mi pequeño mundo es tan pequeño que no sé dónde esconderme.



Tan pequeño, tan pequeño, que los búhos pasan de largo.